martes, 1 de abril de 2014

Marchas por la dignidad - 22M

Todo comienza desde diferentes puntos del país para dirigirse a Madrid. 
Miles y miles de personas caminaban desde hacía días. Otras, se trasladaban en autobús o en coche el día 22. Tantas eran las personas que se dirigían a la capital española...

Desde Atocha hasta Colón una gran masa de personas caminaban con carteles, megáfonos, silbatos e infinidades de utensilios que utilizaban para hacerse escuchar, para hacer entender que, como decía esa frase popular, el pueblo, unido, jamás será vencido.

Toda clase de personas se encontraban en Madrid: jóvenes, adultos y ancianos. Algunos con lágrimas en los ojos, otros con ira que se reflejaba en su mirada. Cada uno, a su manera, demandaban algo esencial, algo que nos pertenece: nuestros derechos. Derechos como el de un empleo digno o el de una la vivienda. 

De manera pacífica, miles de ciudadanos tomaban las calles de Madrid. Pero fue a partir de las 20:30 cuando todo cambia. Se escuchan los primeros disparos y el pánico cunde en la ciudad. Esos individuos con uniforme oscuro y armas destructivas repartían, sin ton ni son, golpes a los manifestantes sin importarle ni su edad ni su sexo ni su origen. 
 

Aún así, y a pesar de los golpes, no nos rendiremos. Las manifestaciones se crearon para reivindicar, para decirle a los de arriba a boca llena que lo están haciendo mal, que ese no es el buen camino...

Miles y miles de personas todas, juntas, por una misma razón. 22M.



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